sábado, 7 de mayo de 2011

La felicidad existe, pero no la busques.

El chico de mi lado escribe, sobre kazajistan y no se qué de un pueblo dominado. Mi desconocimiento sobre ese tema hace que incline la mirada hacia sus folios. Cuando veo que para de escribir retomo mi lectura periodidstica. Hace un par de días que me siento entusiasmado de poder vivir. Me han pasado ciertas cosas que te hacen sentir lo más realizado que te puedas imaginar.
Escojo caminos desiertos para poder escribir estas líneas mientras conversaciones de la gente se convierten en susurros para mis oídos.
Es raro, serán esos momentos en que te sientes tal que así, la felicidad? Momentos, dicen. Pero momentos que pueden ser interminables... O no? Pues eso les estaba contando, la felicidad debe ser el sentirse útil, hacer que la gente te devuelva y agradezca sin que tu lo esperes. Hechos que te hagan olvidarte de que estás rodeado, que eres único y que sólo y únicamente tú puede sentirlo, casi indescriptible. Hechos que hacen que valga la pena vivir, que te sientes útil, que los demás te aprecian, que les gusta como haces las cosas y les haces descubrir pasiones escondidas dentro de su ser, y son inmensamente agradecidos cuando les haces triunfar. Como siempre me dice una gran amiga al bajarse del coche cuando la llevo: hay que ser agradecido aunque sea mínimamente. Y no le falta nada de razón. Al contrario, hay que serlo y más cuando el otro no se lo espera. Recoges lo que siembras que dice el refranero popular. Por tanto se agradecido y no menosprecies cuando lo sean contigo; pero tampoco te mal acostumbres a que ellos lo sean siempre contigo, porque a veces por mucho que creas que te han de agradecer lo que has echo por ellos, a lo mejor, ellos no aprecian lo que tu haces.
El caminar me hace cometer errores en el escrito; ya lo arreglaré al llegar a casa en el ordenador, pienso.
Pues, el hecho de que los demás te devuelvan y, a veces incluso con creces lo que les das, es increíble, te hace sentir muy bien contigo mismo. La alegría te desborda y te hace coger fuerzas, almacenándose para cuando éstas te falten. Creo que quizás puedo ir por el buen camino, y puede que haya sentido, y que los libros sobre la felicidad no están para hacernos felices (yo no he leído ninguno y lo he sentido), la felicidad la descubre uno mismo y aparece cuando menos te lo esperas. No creo que sea tan complicada de encontrar, pero tampoco tan abundante como para que muchas veces te la encuentres, o quizás sí. Es algo que está claro que no se busca, te invade como si de otra alma se tratase, algo que solo puedes describir en ciertos momentos, momentos, que si tu quieres, y espero que se pueda conseguir, pueden ser interminables.

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